DM: El principal impacto que ha tenido el proyecto hasta ahora ha sido poder encontrarnos con los beneficiarios del programa. El acercamiento a sus casas, a sus patios, a la actividad familiar y cultural que vienen desarrollando hasta ahora de manera ancestral, a la revisión de su estilo de vida, de su estilo productivo, pero más que nada a sus actividades culturales. Este acercamiento, esta unión, estos encuentros que hemos tenido con ellos, desde tomarnos unos mates, saber su nombre y escucharlos ha sido el primer impacto ya que durante mucho tiempo no había llegado nadie a los lugares a donde se han asentado.

Después, la idea de plantear mejoras. Llevar las actividades culturales a las actividades productivas y quizá pensar en modelos de negocios en conjunto con ellos para realizarlos de manera sustentable. El segundo nivel de impacto fue poder verse dentro de un modelo productivo que permita generar ganancias y riqueza económica llevando a cabo las actividades que han hecho durante toda su vida.

Hay muchos desafíos y necesidades por afrontar, algunas de ellas, dentro del rango de las necesidades básicas de superviviencia, pero estamos seguros que desde el proyecto, el impacto a futuro es algo real y por supuesto, sustentable.

La verdad es que estoy muy contento de trabajar con la gente y esperamos dar todo lo que nuestras capacidades técnicas y de gestión nos permitan para el desarrollo de las comunidades rurales, indígenas y campesinas.